Sonrisa única

Yo creo que todos lo hemos sentido. Yo sólo lo he vivido en la escuela, aunque seguro es algo que se presente en la vida en diversos confines.

Desvelarse por hacer un tarea. "Matarse" por un trabajo, con todo lo que eso conlleva. La prisa por terminar, el apuro por sentir que el reloj salió invicto de esa tortura. El gesto inconforme, primero, de ver que uno se desgasta sin motivo, que la noche es corta y que el pendiente es mucho. Luego lo inconforme se vuelve paz. Uno se acomoda, pasada la terrible desesperación, cual si le hubieran hablado y le dijeran "Tienes tiempo, mucho tiempo".

El ir por una botana, por un café. El poner la lista de música extensa, sabiendo que le espera una noche larga, acompañado de uno mismo. Quizá la tele. Entrar al messenger para ver si alguien comparte tu tragedia. Probablemente no hay nadie estresado por el trabajo como tú. Y eso tranquiliza.

Y lo demás camina solo. Uno escribe, lee, piensa. Se olvida de todo, o se muta de todo convirtiendo la tarea en el presente absoluto. No se puede fracasar. A ese punto ya se sabe que el desvelo al día siguiente será tremendo, que el malhumor estará ahí, pero no se puede fracasar.

Como si nada hubiera pasado, uno levanta la cabeza. A veces con la vana esperanza de ver que el reloj salió invicto, como primero se deseó. Y no. El reloj ya apunta más al amanecer del nuevo día que a la muerte del día anterior. Qué más queda. Se acabó.

Uno intenta dormir y sólo consigue concebir tarea, qué faltó, que sobró. Como una locura personal, la última vez me levanté a medio sueño para echar el trabajo la mochila. No fuera a ser. Como de súbito, la paz se retoma. El ser que había suspendido labores para convertirse en un estudiante de tiempo completo, despierta del letargo. Y sonríe. Sonríe profundo, introspectivo, victorioso. Sabiendo que nadie en el mundo sabe su gloria, regocijándose en eso.

Al día siguiente el profesor toma el trabajo, hojea con desdén, compara con el flaco trabajo del otro, con el de Wikipedia, con el copy-paste más vulgar y vacío. 100 a los dos. 

Y uno sonríe, profundo, introspectivo. Victorioso.

Saludos


 Iván

3 comentarios:

LunaWolf 3/09/2010 8:22 p. m.  

Hay que saber disfrutar del dolor y el sufrimiento, ¿no? El alivio siempre sabe mejor después de un dolor... Aunque yo nunca he tenido conciencia para las tareas, así que mi opinión no está muy bien fundamentada xD

MemO 3/09/2010 8:58 p. m.  

pff si esta estressante eso
pero tienes ke admitir ke se pasa mejor con amigos

jaja recuerdas el car wash :P
jaja son de las cosas ke ahi kedaran para siempre

Putrick 3/09/2010 10:20 p. m.  

Mi pan de cada día, no kidding. Demasiadas sonrisas profundas y solitarias de hecho...

Próximo evento.

Viernes 16 de Abril, en Cafeto. 8:00 PM, entrada libre. Milton Rodríguez, Iván Ramírez y Raúl Fernando.

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