En donde estés...

Hablo de ti, comandante.

De las reminiscencias que llegan este día, a escasos 40 años de tu partida. Y digo escasos no por ausencia de magnitud, sino por falta de fuerza; son escasos porque tu eco suena tan fuerte en estos días, que pareciera nisiquiera te has ido.

Hablo de la necesidad que tengo por llamarte aún "comandante". De la fuerza que sigue dando tu imágen años después de tu partida.

De tu inolvidable y contagiosa sonrisa. Hablo de tu preciosa y precisa facultad para reír de esa manera, sabiendo, tu mas que nadie, que la tierra se derrumbaba y no había forma de detenerla.
Y lamento decirte, comandante, que se sigue cayendo, solo que ya ni siquiera hemos podido sonreír, porque nos falta alguien que nos haga creer en la salida, alguien que luche por lo único que nos dieron a cuidar al nacer; la vida.

Hoy te recuerdo casi olvidando que también fuiste humano. Que no naciste hecho leyenda aunque en tu sendero iba trasado el camino de la gloria. Hoy te recuerdo revisando tu estela, casi inagotable, y preguntandole al cielo cuando volverá a existir alguien como tú.

Alguien que sea capaz de saber lo que quiere aún cuando la vida no le ha dado siquiera a escoger. Que abandone todo por no abandonarse a si mismo. Que haga creer a sus amigos en su forma de pensar...

... y cuando menos piense, ya haya un pueblo creyendo en su forma de pensar.

Alguien que ayude al pueblo con sus propias manos, no firmando papeles solamente. Que recuerde quien le ha entregado la corona que tiene en sus manos.

Alguien, que al menos a mí, me haga creer que es un héroe.

Hace falta alguien como tú, comandante. Haces falta, Ernesto...

Hoy te recuerdo y te confieso ya avanzada la memoria, que la tristeza me ha invadido por no poder contar contigo en estos tiempos sin victoria...

Que fría es tu ausencia, Che...

Que duro es necesitar tu inteligencia y saber que la tuvimos algún día. No me quiero resignar pero hoy que te recuerdo, no creo que esta vida vuelva a mirar a alguien tan abnegado como tú.

Un héroe sin más super poderes que la razón, la inteligencia y la fuerza mental...

Que fría es tu ausencia, comandante...

Tal vez porque se, que aunque te idealizo como algo increíble, debo creer en tí, porque también eras de carne y hueso, y fuiste una persona, como todas las demás...

Pero se que resignarme no es una actitud que te hubiese gustado, comandante.

Por eso varío esa última frase y con toda el alma te grito hasta donde estés que creo en ti...

Creo en tu revolución, Ernesto...

Y no soy el único, lo se...

Y por si no ha quedado claro, comandante...

Cuando hablo de mi persona, llevo implícita tu idea, tu vida, tu obra...

Hablo de mí, pero hablo de tí, comandante...

Ídolo de ídolos...

Oveja negra, comandante, hombre sin templo...

Si, llegará tu fantasma bien retratado en las balas...

-Aqui se queda la clara, la entrañable transparencia, de tu querida presencia, comandante Che Guervara-

"Prefiero morir de pie, a vivir arrodillado."
— Ernesto Guevara