Las huellas de la batalla...

Escribo, lector, con una gran confusión.
No sé que me pesa más, si el dolor de la ingle, las raspaduras en las rodillas, la espinilla moreteada, la espalda adolorida, la garganta que cronicamente se me jode o el sueño acumulado tras una semana de esfuerzo monumental.

Todo inició el martes, en el que fuí al primer entrenamiento de los Valedores. Esa fué la actividad más sencilla y menos agotadora. Todo bien.
El miércoles fuí al Salón Premiere a ayudar en un bingo que había organizado el coro de Medalla milagrosa. Estuvo padre. Podría ser un buen mesero, no hay duda. Tuve de "cliente" al profesor Rafael, de la secundaria. Si atendí bien a ese tipo, puedo atender bien a cualquier otro. En fin. No fué taan agotador. Llegué a las 11:30 y me quedé un rato charlando con mi hermana, que había regresado luego de 2 meses de estar en Tucson. Creo que lo que afectó acá fue la desvelada, porque no sabía lo que vendría después de ese día. Groso error, en serio. Debí dormir más.
Jueves me fuí temprano de la escuela porque se sucitaría la misa de graduación de mi hermana. Todo bien, pero ya me pasaba factura el cansancio. A las 7 de la tarde fué la ceremonia de entrega constancias para los graduados. Terminó a las 9... fuimos a cenar al Dragón (Comida china, pues). Llegamos como a las 10:30 a mi casa y me encontré con una sorpresa: no dormiríamos hasta que llegáse una tía que viene desde Los Angeles. Sorpresa dos: dormiría en el cuarto de mi hermanita. Carajo, yo con sueño y en cama ajena. Mi tía llegó a las 12 en punto. Eso más la charla de "¿Cómo están?. Tanto tiempo... ¿Quieren comer?" y todo eso. Cerca de la 1 y apenas me estaba duchando.
Viernes. El peor en cansancio pero el mejor en vivencias, jaj. Fiel a mi costumbre, sin importar la hora en la que me dormí, me levanté a las 5. Me esperaba un día de escuela trunco, por el día de la mujer (aunque ni fuera día de la mujer, aún). Aguanté bien. La garganta me empezaba a torturar y tosía a lo bruto. Llegó el partido y con él, un esfuerzo físico importante. Además de la maravillosa madriza que me pusieron. Destacaré dos golpes que dolieron hasta el ano 
del culo. 
(Perdonen la expresión tan vulgar y corriente, pero no hay palabras que describan mejor lo que sentí).
1. La del penal que ya relaté. Tomo el balón de espaldas a la portería, me volteo para 
correr hacia el arco y pfffff. Patadón del Marcos. Lo doloroso no fue tanto la patada, sino que me tomó totalmente desprevenido y caí como si me hubiera empujado Hulk. Me chingué la espalda. Me duele aún. Caí feo feo feo... aparte la rodilla izquierda se me raspó a mas no poder, dejándome unas cortadillas que si hoy me pongo a jugar con ellas, aún sangran, jaj (no lo he hecho, neta).
2. Me dan el balón y antes que me pueda siquiera acomodar, el Marcos otra vez me pega en la pantorrilla. Supongo que por el esfuerzo que ya había hecho, se me acalambró horrible la pantorrilla. Y me duele terrible. Fue con ganas de joderme, en serio. Y me jodió, en serio. Aún 
hoy, si hago un esfuerzo grande con la pierna derecha, se me acalambra la pantorrilla :S
Eeeen fin. Ya pues, traía heridas palpables aunadas a los malestares que cargaba. Pero claro, el sabor de la victoria amainó todo malestar.
Llegué a casa y recordé que esa noche sería el baile de graduación de mi hermana. JÓ-DE-ME. Otra desvelada. Ésta vez, ruidosa y de esas veces que tienes que poner una sonrisa porque está toda la familia y si tu madre no está tomando fotos, lo hace tu tía o tu tío segundo o aquél primo que no recuerdas haber tenido.
Sobreviví. Y más aún, lo disfruté. Fué lindo, además recibí un mensaje al celular que me alegró la noche, jaj. No abundaré en eso...
Llegué a casa a las 2 de la mañana. Un poco más tarde. No me dí cuenta de cuando, pero ya me 
encontraba caminando con dificultad, jaj. Las piernas no daban para más, el sueño se me volcaba con vehemencia y la tos -la muy maldita tos- se acrecentaba con el paso de la madrugada.
Algo peor. Por andarme quejando de no dormir en mi cama la noche anterior, me tocó ésta vez, ni siquiera tener cama xD. Dormí en el suelo del cuarto que solía ser de mi hermanita. En fin. Debía ser un buen anfitrión así que ni me quejé. Otra cosa mala. El cuarto que mencioné es el acceso para el segundo piso, en el cual durmió la familia de unos tíos. Así pues, no pude dormir hasta que todos los demas estuvieran dormidos y no ocuparan el paso de ese cuarto.
Me dormí pasadas las 3.

Y ha llegado éste sábado. Éste dulce y agradable sábado que me presume de antemano que no será la excpeción del resto de la semana. Hoy también hay desvelada. Ahora, porque estará tooooda mi familia reunida en casa y haremos carne asada (wuuuuu). Además iré un ratillo al party del Deibid untz untz. Además hay que ir al grupo porque se repartirán los papeles para el viacrucis.

Cumplido, lector. Sólo vine a presumirle las huellas de la batalla :)

Iván