Silvio, Sabina; Ésta noche...

Hay algo extraño en ésta noche. Encuentro placentero expresar lo que la mente tiene insoluble de forma temporal, por más dolorosa que sea la memoria citada.

Terminé con mi novia. Ya hace unos cuantos centenares de horas de eso pero aún tengo una insania que parece acrecentarse con el paso de los días. Me obligo a pensar que todo fue parte de un trance obligatorio. Que habría de pasar; estaba en el libreto, pues. Haya sido lo que haya sido, agradezco lo vivido, porque al fin se que todo fue real... creo en éste tiempo y en su manera de hacerse buscar. Era una relación virtual y se acabó la virtualidad, por tanto no había relación. Fue mi culpa, dejémoslo así. Ayúdenme a pensar que fuí yo quien dejó de luchar, quien en vez de dedicarle noches a ella, le dedicaba el tiempo a textos como éste. Aunque jamás dejaré de reclamarle a ella que dejar morir es casi igual -o peor- que matar. Hubo tanto ruido, que al final llegó el final, cantó Joaquín Sabina.

Vaya tipo, el que acabó de mencionar. O dicho en mi nueva lengua, seriamente influenciada por el: "Menudo chaval". Ahora Joaquín se carga con un seguidor más (como si le hicieran falta), que se maravilla al ver en él, lo que -probablemente- no seré jamás. Su irreverencia es esa parte de mí que solo dejo salir en la soledad. Él reclama con los tonos que más de una vez me dedico a mi mismo. Admiro que pueda decir "Hijo de puta" y saber que en sus labios no hay intención de ofender a la madre del insultado. Bueno, a veces sí, pero ese no es el punto. Recibí de regalo navideño el libro "En Carne Viva", de Joaquín, por eso tanto énfasis en el hombre.

Pasando a otra cosa.

Me cargo en la boca un par de fierros que llevan de objetivo evitar que mi dentadura se deforme (mas). Hablo como Angel Gonzalez. Pero solo en tono. Si los fierros malditos trajeran las letras de Angel a mi boca, iría por otros 4. Octavio Paz me enseñaba (justo antes de que Sabina irrumpiera en mi hábito de lectura) la identidad del ser mexicano. Magnífica tarea, esa, tomando en cuenta que ni tuve la fortuna de nacer en ésta tierra. Pero es justo eso lo que me ha hecho reflexionar la maravilla de vestigios que le quedan al nacional, y ni cuenta se da. La explicación del porque usamos la palabra "Chingado" para todo, me ha dejado patinando en una pista de gratitud. "El laberinto de la soledad", es quizás el mejor título para mi vida en éstos últimos días (y también para el libro, no hay duda).

Me rehuso a hablar de las fechas decembrinas. Acabo de escuchar "Canción de Invierno", de Silvio, y como cada vez que la escucho, me ha hecho concientizar y recordar que la fecha no es tan linda como parece. "....Fingiendo que estás bien, pero es diciembre; un mes en que ciertos fantasmas vuelven...", dice Victor Heredia, como secundando mi tristeza navideña. Quizás exagero y solo debo cambiar mi lista de canciones... No no, que va. Además, ya ni novia tengo, carajo.

Fuera del sentimiento religioso, la navidad no me ha sido precisamente grata. Es difícil que la auto-biografía de Joaquín me dé la alegría que la cotidianeidad no me ha querido dar... Aunque va bien.

Siempre hay motivos para seguir, sí. Se que hay mas de cien palabras, mas de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas. No escribo un texto pre-suicidio... Esto no es una elegía, pues. Solo que hay algo extraño en ésta noche y encuentro placentero expresar lo que la mente tiene insoluble de forma temporal, por mas dolorosa que sea la memoria citada...

Iván

So sweet








:)

Próximo evento.

Viernes 16 de Abril, en Cafeto. 8:00 PM, entrada libre. Milton Rodríguez, Iván Ramírez y Raúl Fernando.

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