'Tan invita'os

No tengo ni tiempo de dar detalles...
Ojalé me encuentre a un par por allá =)

Viernes 28 de Noviembre
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Trova muy Viril, Este 6 de Dic. en Oggis Cafe de Plaza San Pedro


Saludillos

Iván

Ya comprendo...



Dice Ismael Serrano en la canción "Vértigo"


Y la ronquera, los traicioneros nervios, que me atacaban antes de cada concierto...

Maldita sea, ya comprendo.
Puedo estar a gusto y tranquilo toooda la semana anterior a cualquier presentación, incluso desobligado. Y justo el día en que cantaré, unas horas antes de salir (como ahorita) me entran mil dudas, mil cuestiones, y un ardor en la garganta bárbaro.
Y ya. Supongo que es normal. Hasta el momento no he repetido un solo escenario, a pesar que será mi quinta presentación, ja.

Saludos
Iván

El río


Por Julio Cortázar


Y sí, parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño, porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han ahogado de veras.
Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón ridículo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.
Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.

De Final de Juego

Mi nuevo amor, ja. Recién lo leí ayer... impresionante.
Saludos.
Iván

Uno termina por sentirse...

Texto abierto a quién pueda interesarle.

Mi desdén hacia la forma en la que mi generación está avanzando es bien sabido y -quién sabe si- bien justificado.
La palabra "rally" terminó por desbordar mi molestia y me confinó a exponerlo acá, aún teniendo cosas pendientes por tratar. Además me encuentro con la entrada más reciente en el blog de Fer, a la que me uno severamente, sobre todo en ese deseo de que la madurez les llegué... ya diré más.

He sido testigo presencial del estado de estupidización (palabra digna del tema tratado, ja) al cual acceden los participantes de las actividades sociales. En mi escuela hubo rally, recién, y bastó con un sofocado y una trifulca media idiota para darme cuenta de que cada vez me resultan menos comprensibles esas actividades.
Mi pregunta obligada, siguiendo esta línea de vanaglorias, fue inquirir cuál era el premio que recibe el ganador de la actividad. Después de intentar convencerme que ganaban un NoSéQuéOrgullo, terminaron por contarme de una cantidad de barriles y una fiesta desenfrenada y tan loca como los juegos que realizaban de preludio.

Historias pasadas y actuales hacen que choque definitivamente con el fin y -sobre todo- con los medios que involucran un rally.
La cosa no está en sentirse pesado por ver la alegría animaloide de los participantes, sino en las injusticias que se cometen para cumplir sus objetivos. Sé de robos divertidos a cambio de una puntuación, sé de golpes a granel sobre una persona que también participa, sé de abusos a la buena voluntad de un comerciante a cambio de un video efectivo, sé de paredes rayadas y homosexualismos celebrables.
Confirman mi impresión de un mundo al revés y mis deseos de un giro que despierte esta mentalidad de mierda que nos invade.
Y mi primer problema empieza justo ahí, cuando me tengo que incluir en este desfile de pendejadas y pendejos, sólo por compartir años de nacimiento. Justifican y alimentan la imagen del adulto y del viejo, que nos miran como seres no pensantes, haraganes y con futuros limitados.
Luego me topo con la desagradable sorpresa (cada vez menos sorpresiva, por cierto) de normalizar lo condenable y aplaudir la irresponsabilidad. Entre más "atrevido" mayor es el premio, tengo entendido... Y esto ya es regla universal, no sólo de Rallys.
Ni siquiera adentraré en el punto más grave, a mi entender, que es el chingar a los demás a cambio de su diversión.
PAUSA NECESARIA: Disculpen las chorromil groserías, pero creo que es una buena prueba de mi disconformidad. Además no siento ganas de corregirlas, ja. Sigo...
Si se quieren drogar, que se droguen y ya. Pero tener que recurrir a insultar a gente que nada tiene que ver, o a robar el producto del que alguna persona subsiste vendiéndolo, me parece intolerable.
Y así se puede seguir, uno.
Todo quizás, se pueda resumir en lo trivial que es hacer todo lo posible por estar en una fiesta en la que te sugieren llevar condones en todo momento.

Hablaba de madurez en un inicio. Sé -y sé bien- que uno no puede exigir algo que no ha podido alcanzar del todo, pero cuando el desperfecto es tan claro, las ganas de exigir una mejora son inevitables. Sugiero el despertar una generación que, además de quedarse dormida, se duerme boca abajo, dándole la espalda a la realidad. De este modo no mejorara nada. La mujer a la que pretendes follar en la alocada fiesta, mañana pudiera ser tu hermana o tu hija. Quizás tú luego seas el taquero al que le jueguen la broma de comer y salir huyendo sin pagar. O en todo caso, de nada servirá tanta alegría desbordada cuando quedes prensado entre dos autos chocados...

Mi problema final, el que me hizo estar acá escribiendo tanto, se dio al pensar que el futuro de todo (entiéndase "todo" como país, colonia, sociedad, lo que sea) estará en manos de mis contemporáneos. No tendrán ni la menor credibilidad de mi parte cuando me hablen de unir sueños o de unir luchas. Para seguir con sus fiestas necesitarán de la complicidad de los que hoy son su burla, y sin duda alguna será más fácil que salga adelante esta mitad, la que prefirió leer un libro o incluso ver Bob Esponja en casa, en vez de matarse un par de neuronas bebiendo líquidos estupidizantes. He dicho...

La realidad es clara y se puede ver cada que eventos de este tipo despiertan las necesidades pueriles de una generación. Y es casi invariable, uno termina por sentirse decepcionado, encabronado y con ganas de mandar todo a la jodida, como ellos. Pero no, la cosa está en no parecerse a esos, ja.

Saludos

Iván

Próximo evento.

Viernes 16 de Abril, en Cafeto. 8:00 PM, entrada libre. Milton Rodríguez, Iván Ramírez y Raúl Fernando.

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