Paisaje nostálgico

Hace frío y viento y llueve y es una pena porque ya no puedo decir que las cosas están iguales que antes de tu partida porque hoy miré caer dos hojas de ese árbol que utilizaras para reconocer mi domicilio aquella primera vez que te traje por acá. A veces siento que la vida o que el destino o que Dios o cualquiera de esas creencias que se tienen me abofetean las intenciones y no con guante blanco precisamente. Yo creo que es evidente que tu partida me parte en dos y que una de mis mitades está contigo allá y la otra está aquí aunque no precisamente en mi cuerpo, así que me parece insultante que no conforme con la tristeza natural y arbitraria que me ataca por pensarte lejana, me vengan a vestir el ventanal de un paisaje nostálgico que me hace llorar y juro no es por sentimental sino porque me cayó una basurita en el ojo. Lo grisáceo del cielo se ve interminable y si acaso interrumpe su eternidad prolongada es para dar paso a una nube bastante más grisácea tendiendo a lo negro mate opaco oscuro. La corriente de viento agita todo lo que encuentra a su paso, hasta pudiera jurar que la casa se mueve si no fuera porque el viento me despeina y me doy cuenta que el que se mueve soy yo. Caen gotas a un compás que envidio y que he procurado conseguir sin gloria en algunas canciones. Una tras otra tras otra sin encimarse y cada una habitando su propio espacio. Cada gota es distinta por el simple hecho de no compartir el espacio que su compañera de al lado, a la que ya le robó el tiempo. El sol hoy es un mito o más bien un pedazo de historia como cuándo pasas por un viejo lugar que te trae recuerdos de infancia y dices “aquí estaba un árbol” o “este solía ser un parque”, así digo yo hoy que allá estaba el sol, donde ahora algún ser celestial me toma una fotografía y yo en vez de sonreír más bien le he visto con desdén por no querer mostrarme el cochino sol. El cielo ruge y es bastante lógico porque hace buen rato que le encontré forma de león a aquella nube que se asoma por el norte, así que seguro el león se enojó por lo del flash de la foto o quizás simplemente le dio frío. Porque hace un frío bárbaro, has de saber, y obvio no se nota porque la tecnología es avanzada pero si esto fuese escrito a mano en un cuaderno pudieras notar en la zigzagueante forma de la letra que el frío se me coló por los huesos y vino a dar quién sabe porqué, en la punta de mis dedos.
De pronto un silencio se hace, no hay león y no hay lluvia y no hay viento y a lo lejos escucho una sirena de ambulancia y me pone terriblemente mal. Sé que estás lejos y quizá no quiera asimilar que el viento es el suspiro que hemos derramado cada hora cuando nos pesa ver lo lejano que está nuestro regreso, y que el frío es sólo un dibujo barato del temor que nos da esta soledad compartida y que cada gota de lluvia que cae acompañada pero no encimada es una lágrima tuya y una lágrima mía porque estamos unidos pero no juntos, y que este paisaje nostálgico me hace temblar y la verdad no es de frío, sino más bien de tristeza.

                                         Iván

Cordialidad generada

Se nos ha enseñado a decir "gracias" más por costumbre y respeto, que por el verdadero hecho de retribuir la atención que se nos brinda.

Ayer al tocar en el café me sentí extrañamente sorprendido al ver la amalgama de amistades que se unieron (disculpando lo jactancioso que se oye) para escucharme y apoyar el proyecto que voy iniciando.

El desfile de rostros a los que estimo por diferentes razones, es de lo mejor que me ha pasado en los últimos años. Era curioso, porque de esquina a esquina como estaban sentados, los de los extremos no se conocían para nada, pero entre todos había una ilación, ja. 

Y ese sentir es inexplicable. A todos les ha tocado una parte de lo que canto, todos ahí tenían algo especial, algo que no me brindaba otra persona. Y es eso lo que me deriva el título de la entrada y me regresa al inicio... 

Hoy doy las gracias a todos los presentes ayer, totalmente por una cordialidad generada, y no por ésa de costumbre, tantas veces repetida. 

-Si no me despiertas, te debo este sueño-

Iván

Próximo evento.

Viernes 16 de Abril, en Cafeto. 8:00 PM, entrada libre. Milton Rodríguez, Iván Ramírez y Raúl Fernando.

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