Post mórtem

Seguro que hay algo. Arriba o detrás.
El creyente lleva todas las de perder porque, de existir su Dios o su dios, éste habrá de ser misericordioso y no dudará en rescatar al no creyente de la quijada de la muerte terrenal. Así, al final del inventario, la alegría de su creencia correcta no será equiparable con la otra alegría del que anduvo en penumbras de fe y fue perdonado. 
Si su Dios o su dios no existe, tantos años perdidos, tanto tiempo invertido en la consecusión del pago eterno que no llegará.

El que dijo adiós a Dios y celebró su descubrimiento, compensó y cedió su fe en otros paraderos que seguramente le otorgaron premios más tangibles y embriagantes que un cielo, un harpa y alas o una partícula de energía girando en la periferia del universo. Se llama nostalgia o sexo o soltería o fiesta o etcétera o futbol. En realidad no importa esa fuente del placer, cuyo nombre verdadero es "Efímero". Ellos, que no son un conjunto sino pequeños ellos que convergen en una idea, han decidido que si algo hay al morir, lo descubrirán en el confín del fin y ya se montarán a ese potro como única salida, sin haberlo esperado con añoranza en su vida anterior (acaso la primera).
Hay otro que no quiere pensar en la existencia de otra existencia. Que no cree que somos algo. Que no cree en sí mismo ni en no mismo. Que se marea al mirar hacia arriba buscando a Dios. Que siente que no hay nada. Que da un paso pensando que acaba de dar un paso mientras da un paso y piensa que acaba de dar un paso justo cuando está dando un paso más. Esos ateos que se juntan a hablar de lo no eterno y se retuercen si recuerdan que donde estén dos o más ahí estará Él. Es amargo saber que hasta el que no cree en nada, cree que tiene la razón...

Y habrá otros más y otros menos, que proponga la resurrección al tercer día, al tercer milenio, al tercer siempre. Porque los Mayas no mienten. Porque es obvio que uno regresa a esta esfera en forma de animal y yo quiero ser tigre. Porque sí...

Seguro que hay algo. Arriba o detrás.

Qué triste el sentir del que gastó la vida esperando algo que nunca llegó. Qué vano, qué burdo, qué simple el sentir del que acierte.

Quiera Dios que me equivoque.

Iván

1 comentarios:

LunaWolf 2/03/2010 6:54 p. m.  

Siempre hay que creer en algo... Yo al menos me siento feliz siendo de esa gente que todavía le tiene fe a algo... ya si no creer...

Próximo evento.

Viernes 16 de Abril, en Cafeto. 8:00 PM, entrada libre. Milton Rodríguez, Iván Ramírez y Raúl Fernando.

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