Después de todo y nada

Parece ser que ya has comprendido aunque sea un poco
lo que es esa necesidad de voltear y querer sentirme.
Aunque en diferentes dimensiones, entérate, eso es lo que siento.
Esa vuelta a casa después de barloventear y jugarte una herida
es exactamente la paz que yo siento, luego de noches en vela,
de llantos, de espera y de verte encandilándome desde la puerta.

Así como has vuelto a pensarte sin mí y te entristeces,
o así como la lluvia te desafía en el jardín inundándote las ganas...
¿Te fijas? Tú lo dijiste. Tú misma confiesas esa tranquilidad que te doy.
Tú sola has descubierto que me mentiste desde el inicio -o final- aquel;
"No siento nada especial por tí". Eso es algo especial, déjame decirte.
En el momento que sientas ahogarte y quieres pedir auxilio
recurres a mi brazo, a mi consejo o tal vez nada más a mi lamento...

Habrá que admitir que exagero mi texto. Pero no es el texto en sí; exagero yo.
Como el cazador de ilusiones y esperanzas casi vanas que me he vuelto,
evidentemente un destello de cariño tuyo, me sabe a mar de amor. Y a mar.
Pero bueno. No hay mejor exagerado que el que sabe que exagera.
Sobre todo porque no se desgarra la vestimenta ni el corazón por su hiperbole.

Atención con lo que diré, porque otro momento de cordura no creo tener.
Casi estoy dispuesto (y remarco el "casi", como duplicando el sentido)
a aceptar morir o vivir o como quiera que le diga tu memoria, como tu amigo.
Porque sé que te hago falta más que como pareja.
Y podría hundirme en una explicación compleja de como siendo algo "más"
no dejaría de ser aquel "menos". Pero no creo que lo entienda nuestra historia.

Nuestra historia que -por cierto- se ha vuelto de ambos otra vez.
Algun texto anterior mío, o tuyo, mejor dicho, expresaba claramente:
"Nuestro cuento, no es cuento, no es nada, no es ni tiempo,
si recuerdo que tú ni siquiera me has dado un papel en tu historia...".
Me has dado papel en tu historia. Puedo borrar aquel escupitajo a mi ego.
Una página menos al cuaderno y una victoria mas en mi lucha contra esto.

Le he perdido el miedo a la soledad, y ahora eso me da miedo.
Me quedan tantos años que no puedo pensar que viviré en soledad,
pero a mi sentir le quedan tantas ganas de luchar,
que no puedo pensar que encontraré a otro ser y dejaré mi conmigo eterno.

No sé bien que va pasar con nosotros. Mucho menos sé conmigo;
casi siempre me veo más claramente al pensarme contigo.
Lo cierto es que hoy me tumbo al sillón, con una sonrisa en el corazón,
pensando qué bello es tenerte y saber que me necesitas;
La victoria de mi "Táctica y estrategia"...
Celebrando que después de todo y después de nada,
me tocó a mí ese gesto de quien logra algo que quiere...

Iván